Víctor Bugge, un nombre que resuena en la historia argentina, no por ser un político o una figura pública en sí misma, sino por haber sido el ojo que capturó los momentos más emblemáticos de nuestros presidentes. Desde la dictadura de Videla hasta los primeros pasos de la gestión de Javier Milei, Bugge estuvo allí, cámara en mano, documentando el poder.
De Videla a Milei: Un testigo privilegiado de la historia
Su trayectoria es un recorrido visual por la Argentina de las últimas décadas. Bugge no solo fue un fotógrafo, sino un observador privilegiado, un testigo silencioso de los cambios, las tensiones y las transformaciones que marcaron nuestro país. Sus imágenes son un legado invaluable para entender nuestra historia reciente.
La reciente serie sobre la presidencia de Carlos Menem ha revivido el interés por su trabajo. La ficción, aunque inspirada en hechos reales, despertó la curiosidad sobre la figura del fotógrafo presidencial. Y es que Bugge fue mucho más que un simple empleado de Casa Rosada. Él construyó una relación única con cada mandatario, captando su esencia y su personalidad en cada disparo.
La anécdota con Menem que revela su carisma
Una anécdota en particular ilustra el carisma de Carlos Menem. Durante la preparación de un documental sobre su trabajo, Bugge visitó al expresidente. Menem, con su característico acento riojano, le propuso intercambiar roles: “Siempre me sacaste fotos vos a mí. Dejame que te saque una”. Bugge accedió y la fotógrafa que lo acompañaba inmortalizó el momento. Una muestra de la cercanía y la confianza que Bugge supo construir con los presidentes que retrató.
El trabajo de Víctor Bugge es un testimonio invaluable de la historia argentina, un archivo visual que nos permite revivir momentos clave y reflexionar sobre nuestro pasado. Su legado perdurará en el tiempo, como un espejo que refleja la evolución de nuestro país a través de los ojos de un fotógrafo excepcional.