Después de una racha negativa y un año alejado de la competición, Paulo Costa regresó al octágono con una victoria contundente en UFC 318. El brasileño dominó a Roman Kopylov, obteniendo una victoria por decisión unánime (30-27, 30-27, 29-28) en el Smoothie King Center de Nueva Orleans, Luisiana.
Un Regreso Triunfal
Costa (15-4), quien entró como no favorito, mostró destellos del peleador que comenzó su carrera con un impresionante récord de 13-0. Derribó a Kopylov (14-4) en el primer asalto y mantuvo el control durante gran parte del combate. Si bien Kopylov conectó algunos golpes importantes en el tercer asalto, no fueron suficientes para cambiar el rumbo de la pelea.
La victoria marca un punto de inflexión para Costa, quien no había ganado una pelea en casi tres años. Sus derrotas anteriores fueron contra algunos de los mejores de la UFC, incluyendo a Israel Adesanya, Marvin Vettori, Robert Whittaker y Sean Strickland. Sin embargo, esta vez, Costa demostró estar de vuelta en su mejor forma.
Desafío a Chimaev
Fiel a su palabra, Costa aprovechó su victoria para desafiar a Khamzat Chimaev, un enfrentamiento que se había postergado en el pasado. "Todo el mundo sabe que odio a ese tipo. Ese hijo de p*** Khamzat Chimaev", declaró Costa en la transmisión de ESPN después de la pelea, aludiendo a un conflicto personal que involucra a su esposa. "Chimaev, eres un cobarde. Estoy aquí, voy a buscarte".
El futuro de Costa en la UFC parece prometedor. Con esta victoria y su renovada agresividad, el peleador brasileño se posiciona nuevamente como un contendiente en la división de peso medio. Habrá que estar atentos para ver si se concreta su enfrentamiento con Chimaev y cómo sigue su camino en la organización.
Análisis de Michael Bisping
El comentarista de UFC, Michael Bisping, había señalado previamente que Costa era su propio peor enemigo, sugiriendo que bloqueos mentales afectaban su rendimiento. Bisping enfatizó la necesidad de que Costa fuera agresivo contra Kopylov, un oponente más joven y rápido. La victoria de Costa parece validar la opinión de Bisping, demostrando que, cuando se enfoca, Costa puede ser un rival formidable.