América TV apuesta fuerte a la nostalgia y al debate para revitalizar su programación nocturna. El clásico Polémica en el Bar, conducido por Mariano Iúdica, regresó a la pantalla el lunes 22 de septiembre, buscando captar la atención del público en un año electoral clave. Pero, ¿será suficiente para competir en el feroz prime time?
El Regreso de un Clásico
Tras semanas de anticipación, el programa que popularizaron los hermanos Sofovich vuelve con Iúdica al frente. El conductor promete mantener el espíritu original, con debates de actualidad y política, aderezados con humor. La mesa estará integrada por figuras como Carlos Maslatón, Fredy Villarreal, Nazareno Casero y Diego Recalde, prometiendo una mezcla de opiniones y estilos.
Iúdica se define como el conductor, moderador, partenaire de los humoristas y productor general del ciclo. Su experiencia al frente del programa, tanto en Telefe como en América, le da un conocimiento del formato. Sin embargo, la competencia es dura, y el público cada vez más exigente.
Cambios en la Grilla de América: ¿Un Ajuste Necesario?
El regreso de Polémica en el Bar no es el único cambio en la programación de América. Trato Hecho, el programa conducido por Santiago Maratea, sufrió un recorte drástico en su duración, pasando a emitirse en tan solo media hora. La decisión se atribuye al bajo rating del ciclo, que no logró alcanzar los números esperados frente a la competencia directa.
Mientras tanto, LAM, con Ángel de Brito, y Sálvese Quien Pueda mantienen sus horarios habituales, consolidándose como pilares de la programación de América. La apuesta por Polémica en el Bar representa un intento por atraer a un público que busca debates con humor y análisis de la realidad política.
¿Tendrá Éxito la Apuesta?
El tiempo dirá si la vuelta de Polémica en el Bar logra el objetivo de levantar el rating de América. El programa tiene a su favor la nostalgia, el carisma de Iúdica y la promesa de debates picantes. Sin embargo, deberá ofrecer algo diferente para destacar en un prime time saturado de opciones. La clave estará en encontrar el equilibrio entre el humor, la información y el debate político, sin caer en la banalización o la polarización.